¡Hola querid@s mí@s! Como podéis leer en el título, sí, soy
diabética, en enero me la diagnosticaron, y lo que en un principio fue uno de
los palos más duros de mi vida se ha convertido en un estilo de vida. Los
nuevos hábitos son duros para una golosa como yo, pero me han aportado una
serie de cosas que han mejorado mi calidad de vida que quiero compartir con
vosotr@s, que, aunque no seáis diabéticos considero que son muy importantes
para tener una vida sana.
1.
Ser
consciente de la importancia de cuidarse
Llevaba años sin pensar en mi salud, simplemente comía lo
que me apetecía (pizza, kebab, pasta y poco más), sin pensar en las
consecuencias ni en cómo estos alimentos repercutían en mi cuerpo. No hablo
solo de la gordura, cosa que me daba y me da bastante igual, si no de lo mucho
que me cansaba subiendo una cuesta, vamos y si sumamos subir las escaleras de
mi casa sudaba más que un atleta en un triatlón.
Tampoco hay que vivir obsesionado con las calorías de cada
cosa, si no nos dedicaríamos a beber agua y chupar cartón, pero sí en pensar en
lo que nos hace bien o no, en que si nos comemos una pizza luego para cenar
tómate una ensalada o algo que contrarreste.
Cómo persona que ha estado unos 10 años sin preocuparse de
su salud, de verdad os digo que no se valora este aspecto hasta que lo
perdemos, nos creemos que viviremos para siempre o que estas cosas no nos
pasarán a nosotros, y lo primero de esto es concienciarnos.
Mens sana in corpore sano
2.
Aprender
a comer
No os podéis hacer una idea de todos los alimentos que
contienen una gran cantidad de azúcar como la pasta, el arroz, la zanahoria,
etc. Cuando me dieron la hoja con los alimentos que podía comer me quedé en
plan “Mmm ¿Pretendes que me alimente básicamente de aire?”, un pensamiento
normal para alguien que sostenía que lo verde era para las vacas.
Poco a poco fui aprendiendo a cocinar y comer cosas nuevas,
influye mucho en qué te gusté algo la forma de cocinarlo. Quién iba a decirme
que podría comerme un plato de verduras saboreándolo y disfrutándolo cuando
siempre lo había comido tapándome la nariz y con arcadas.
También aprendí mucho sobre la cantidad, yo acostumbraba a
echarme cantidades desmesuradas, vamos que mi plato preferido era el plato
hondo. Al comenzar me amargaba tener que estar midiendo con el peso o el
cucharón las cantidades, pero al convertirlo en un hábito es algo que me sale
totalmente natural.
3.Establecer rutinas
Antes era malísima estableciendo rutinas tanto de estudio,
como de deporte como de todo, pero al tener que calcular el tiempo entre
comidas, la medicación y las pruebas para ver el nivel de glucosa, esto ha
cambiado.
Ahora soy capaz, o mejor dicho tengo la necesidad de plasmar
en horarios mis rutinas de cada día para poder hacer todas las tareas que me
proponga.
Muchos estudios dicen que para establecer un hábito se debe
realizar tal actividad durante 21 días, así que animaros qué estoy segura de
que sois capaces de lo que os propongáis! 😊
4. Hacer deporte
He de ser sincera esto aún lo llevo regular pero poco a poco
voy consiguiéndolo, como por mi horario laboral termino muerta el día que no
puedo salir a andar o correr aprovecho en casa para entrenar un poco, tanto
aprendiendo a bailar, haciendo abdominales o haciendo cardio viendo vídeos de
YouTube. Una página que me sirve mucho y que seguro que conocéis es GYMVIRTUAL,
os dejo por aquí el enlace por si hay alguien que no conozca a esta youtuber:
Es una cuenta completísima con todo tipo de ejercicios que
están clasificados según lo que queráis trabajar.
Esta semana Santa espero ponerme las pilas con el deporte,
sustituyendo las torrijas por abdominales y sentadillas.
5. Sentirme mejor conmigo misma
Aunque solo he perdido 8 kg y 6 cm de cintura de momento, es
verdad que me ha servido para sentirme mejor conmigo misma, no solo por el
aspecto físico, qué también, pero por muchas otras cosas:
-
Me siento más ágil, antes era super torpe y no
me atrevía a hacer deporte de equipo o hacer cosas como escalar, saltar y demás
por miedo a caerme, ahora si me caigo me levanto, pero lo intento.
-
Puedo comprarme ropa en sitios que me gustan,
antes era muy complicado encontrar talla en tiendas “normales” pero ahora,
aunque use la L o XL me caben perfectamente y me siento más yo vistiendo como
realmente me siento.
-
Tengo más autoestima y la verdad es que me
siento más guapa.
-
He aprendido a disfrutar de hacer deporte,
aunque duela o cueste luego siento una gran satisfacción por conseguir mi
objetivo.
-
Me siento habilidosa a la hora de cocinar, al
tener que probar alimentos nuevos y diferentes formas de cocinarlos, me encanta
meterme en la cocina y que mis amigos, familia y yo disfrutemos de una comida
rica y sana juntos.
¡Estas y muchas más que os iré contando a lo largo de mi
camino, espero que hayáis disfrutado de la entrada y que me habléis o comentéis
con vuestras historias o cambios! Un beso enorme para tod@s.